¿Y si el partido se pudiese parar – para cobrar la falta- cuando la corrupción utiliza la pelota con todo su poder y nos «mete foul»?
Cuando hablamos de fútbol y sociedad, esa pregunta ahoga, sobre todo luego de leer el artículo del periodista argentino Mariano Saravia, titulado Argentina campeón y mucho más. En él, el autor rescata el significado cultural, social y hasta anticolonialista de la victoria futbolística de su país, rodeada de barreras mentales, sociales y has interculturales entre «mercados futbolísticos» que contrastan con el desarrollo de ídolos que no dejan de reconocer sus raíces y sin pedirlo, son reconocidos por sus orígenes.
No es solo Messi levantando una copa: es el pueblo resistiendo, celebrando, enfrentando a las élites que desde siempre lo han subestimado, reconociendo en sus figuras deportivas, el esfuerzo de quienes no llegarán allí, pero seguirán esforzándose. ¡Poderoso! ¿Cierto?
Aquí exploraremos ese vínculo complejo y cómo el fútbol peruano, su historia y símbolos, pueden reflejar lo que el país necesita para avanzar como nación al valernos del comparativo fútbol y sociedad, que para nada es una idea forzada.
Hablemos entonces del paralelo «fútbol y sociedad» en el Perú
Y claro, uno lee a Saravia desde el Perú y piensa… ¿y aquí? ¿Cuándo fue la última vez que el pueblo peruano usó el fútbol para algo más que olvidar que lo estaban saqueando o para aliviar el estrés? ¿El fútbol solo nos inspira más allá de la victoria futbolística o del acompañamiento al equipo tras las sucesivas derrotas? ¿Acaso vemos entre líneas como lo propone el autor de «Argentina campeón y mucho más»? Fútbol y sociedad, asunto difícil de abordar en nuestro país.
El fútbol se identifica como una lucha siempre y en Argentina más
El artículo de Saravia —que puede encontrarse también en el espacio del periodista Mariano Saravia en HispanicLA.com— sostiene que el triunfo argentino es una metáfora viva: la rebelión de los humildes, el rugido de lo popular frente a las barreras sociales y económicas. Y todo ello se dio en un escenario simbólico donde el sur alzó la voz, y entonces sin duda alguna se percibe una interpretación poderosa: el triunfo argentino en la Copa América es una expresión colectiva de orgullo popular, una forma de resistencia que nace desde abajo, desde las tribunas, desde las calles, y que interpela directamente a las barreras de todo tipo que flanquearon el objetivo y no pudieron.
Somos un Perú distinto, complejo y poco integrado frente a la política
En el Perú, la situación es distinta y compleja. Si hablamos de fútbol y sociedad, hablas de temas que convergen en una realidad donde el reconocimiento social y la unidad nacional siguen siendo procesos pendientes y que caminan de espaldas hacia sí mismos.
Muchos sienten el comparativo «fútbol y sociedad» y en automático lanzan esa frase denigrante: «el opio del pueblo». Una idea tan asociada quizá por quienes no ven en lo deportivo una luz para la sociedad en todos sus aspectos, sino todo lo contrario una necesidad del «roba pero hace obras» tan antigua como el fútbol justamente. De pronto las «paredes» que algunos futbolistas juegan con la farándula, no ayudan tampoco.
Fútbol y sociedad: reflexiones desde el Perú inspiradas en el triunfo argentino
En el Perú, la pasión por el fútbol existe, pero la integración que se ve en Argentina —ese sentimiento colectivo que el artículo destaca— aún está por consolidarse en nuestro país. Y no es un asunto relacionado con «ellos ganan y nosotros no», ni tampoco porque falten reclamos o protestas.
En nuestro país —las marchas masivas en Lima, Arequipa, Cusco y otras regiones lo demuestran— no existe un sentimiento que integre todo y lo conecte y dialogue tomando en cuenta la identidad nacional en su conjunto. Somos el espacio del cada cual con lo que cada quien pueda.
El artículo de Saravia es tajante y firme, e inspira a mirar hacia adentro y preguntarnos qué podría significar el comparar fútbol y sociedad para el Perú de hoy. No se trata de “futbolitizar” (con el pedido de licencia al idioma español de por medio) a las protestas o las demandas sociales, sino de apreciar la oportunidad que este tipo de análisis nos pueden brindar, y sí, aún a pesar de las propias falencias que sabemos se viven en nuestro vecino del sur, como en toda Latinoamérica.
De un modo u otro, en Argentina el fútbol se volvió símbolo de un pueblo unido y orgulloso, mientras que en Perú el proceso de integración nacional —la unión del equipo llamado Perú— aún lucha por consolidarse en muchos ámbitos. Pero ¿Y si tomásemos al fútbol como una metáfora energizante de tantas que podrían guiarnos en la lucha fuera de las canchas para gritar lo que no gritamos en los estadios?

El fútbol peruano de leyenda y su significado social antaño
El fútbol peruano tuvo momentos de gloria que fueron mucho más que triunfos deportivos: fueron expresiones culturales y sociales que unieron al país. Figuras como Teófilo Cubillas, Héctor Chumpitaz o Julio César Uribe no solo dejaron huella en las canchas, sino que representaron en su momento un orgullo nacional compartido. Sus hazañas despertaron una pasión que fue, en muchos casos, un vehículo para la identidad nacional.
Sin embargo, esa conexión se ha ido diluyendo. La pérdida del sentido de integración y lucha colectiva es un reflejo de los desafíos sociales que vive el Perú. La historia del fútbol peruano está ligada también a procesos culturales y sociales; que lamentablemente parecen inspirar solo en la cola del estadio o cuando estamos sentados frente a la tv en las previas del partido.
Un ejemplo emblemático es la canción Contigo Perú, creada con letra de Augusto Polo Campos e interpretada por Arturo “El Zambo” Cavero y Óscar Avilés. Esta canción fue una expresión clara de unidad nacional, donde la música, el fútbol y el compromiso social se fundieron:
“Somos tus hijos y nos uniremos
Y así triunfaremos contigo Perú
Unida la costa, unida la sierra,
Unida la selva, contigo Perú.”
Este himno no solo celebra un país que invoca la integración de todas sus regiones y sectores sociales en un proyecto común, además contrasta muy distinto a la fragmentación que a menudo vemos hoy en todos los espacios que demandan soluciones sociales. ¿De qué nos perdimos?
Salimos a las calles, pero todo continúa igual o peor ¿Qué hace falta?
En Perú, pese a la presencia de múltiples protestas y la voz activa de artistas que recientemente defendieron sus derechos frente a intentos gubernamentales de recortar sus regalías, la sensación es que aún no hay una integración definitiva de todos los actores sociales como un solo equipo.
Justamente, la metáfora de unir al fútbol con la sociedad – desde los puntos fuertes de ambos espacios (que sin duda «son parte de») todavía no logran esa simbiosis que fortalezca la identidad nacional y el reconocimiento social colectivo.
El Perú sí reclama y sale a las calles, sí tiene lucha y resistencia, pero el vínculo simbólico que Saravia observa en Argentina entre el pueblo y su victoria futbolística aún es una asignatura pendiente para nuestro país. No porque falte coraje, sino porque el proceso de integración nacional se ha visto postergado históricamente y también distraído desde dentro de ambos espacios, tristemente.
Al pensar en fútbol y sociedad en Perú, no se trata de mezclar escenarios ni discursos, sino de tomar el fútbol como metáfora para entender que añadir en la construcción de nuestra unidad y orgullo nacional, para luego ir en la búsqueda de más, como remata el título del artículo del periodista argentino.
Así como en Argentina el triunfo fue también una rebelión contra las barreras sociales, en Perú la lucha social puede encontrar en el fútbol un símbolo poderoso si acaso todos los peruanos nos autoconvocamos como parte de un mismo equipo.
Al poner sobre la mesa la idea «fútbol y sociedad» en nuestro país, podemos otra vez saltar a esa frase bien peruana de «ahora la pelota está en tu cancha» para modificarla por «juguemos todos en una sola cancha» por el Perú, con firmeza en el futuro con respeto, integración y dignidad.
Sergio González.
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